Recuperará Perú la huella de los habitantes de Machu Picchu
Los restos de las vidas de esos incas de los siglos XV y XVI estaban atrapados en una disputa entre el Gobierno de Perú y la Universidad, a donde se los llevó el explorador estadounidense Higham Bingham en 1912 tras toparse un año antes con la ciudadela.
En una declaración conjunta, Yale por primera vez reconoce que los miles de objetos que almacenaba de esa expedición pertenecen legalmente a Perú.
Bingham buscaba Vilcabamba, la mítica ciudad a la que se retiraron los incas ante el avance demoledor de los españoles, y encontró en su lugar Machu Picchu, encaramada en una colina en el valle sagrado del Río Urubamba.
Estaba semi-oculta entre la selvática vegetación en una zona hacia el Amazonas. La conocían algunos lugareños y aparentemente también la vio el hacendado peruano Agustín Lizárraga en 1902, pero Bingham fue el primer extranjero en tocar sus piedras.
Con fondos de Yale y la organización National Geographic volvió un año después y su equipo exhumó más de cien tumbas en sus laderas.
Se llevó lo que encontró, "con el conocimiento del Gobierno peruano, pero por contrato lo tenía que devolver y no lo hizo", dijo Roger Atwood, un experto en el tráfico de obras de arte.
Durante décadas en Perú se habló del "oro" robado por Bingham, pero Yale no lo tiene y no hay ninguna prueba de que lo hubiera, según George Miller, director del Museo C.E. Smith de Antropología en Long Beach (California), quien estudió la colección en la década de los 90.
En realidad, los objetos no impresionan. "Los artefactos en sí no se comparan al sobrecogimiento que uno siente cuando está en Machu Picchu", dijo Miller.
Algunos de los más llamativos son un vaso para ofrendas rituales asido por una mano (conocido como "paccha"), un collar de bronce con forma de cuchillo o un cierre para mantón de hueso adornado con dos pájaros unidos por el pico.
En total hay 370 vasijas de cerámica, piezas de piedra y algunas joyas de metal consideradas dignas de estar en un museo, según Levin. El resto son "algunos miles" de fragmentos de alfarería, hueso y piedra, de acuerdo con el rector, que reveló que la Universidad aún no ha realizado un inventario total.
Lo modesto de estos utensilios se debe a que los usaban los trabajadores encargados de mantener Machu Picchu, una residencia donde el emperador se recogía en junio o julio para escapar de los rigores invernales de Cuzco, que a 3.500 metros de altura se estremece con el frío andino.
"Si hubiera muerto allí un miembro de la familia real, se lo habrían llevado a Cuzco para enterrarlo", declaró Miller.
No obstante, los objetos tienen un alto poder simbólico, según Atwood. "Son importantes desde el punto de vista nacional y de identidad, y son del sitio incaico más emblemático", señaló.
Además, han ayudado a contar la verdadera historia de Machu Picchu. El análisis de los esqueletos hallados ahí por parte de los expertos del equipo de Bingham les llevó a concluir que un 80 por ciento de sus habitantes eran mujeres.
De ahí sostuvieron que la ciudad albergaba a las "Vírgenes escogidas del Sol", reservadas al emperador, según Miller.
Esa interpretación "exótica" aún estaba vigente en los 70, pero dos décadas después nuevos métodos de osteología revelaron que había tantos hombres como mujeres y que algunas no eran vírgenes, pues habían dado a luz, explicó este antropólogo.
El estudio de los esqueletos también apuntó que las deformaciones craneales que presentaban eran típicas de distintas zonas del imperio, desde la costa, a la sierra, a las inmediaciones del Lago Titicaca, y los estilos de la cerámica eran también diversos.
Ello indica que sus habitantes eran de varias etnias, "lo que está acorde con la práctica inca de trasladar a la población para mantener la paz", según Miller.
Las pistas de la vida de esos hombres y mujeres viajarán por el mundo como parte de una exposición itinerante que Yale espera tener lista para el próximo año, de acuerdo con Levin.
Posteriormente, la "mayoría" de los 370 objetos de más valor y algunas las piezas de la colección de investigación encontrará su hogar permanente en un nuevo museo en Cuzco, según Levin.
En total, Perú recibirá 384 objetos, según ha dicho la directora del Instituto Nacional de Cultural (INC) del país andino, Cecilia Bákula.
Yale se quedará con el resto por un período de tiempo no definido, pero el rector prometió que eventualmente volverán a la tierra de los incas.
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